"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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18-09-2010 |
Sin transformaciones profundas
Han pasado seis meses del gobierno de Mujica. Están tranquilas las fuerzas conservadoras. Si ellas gobernaran lo harían con el recetario neoliberal, agudizando la dependencia y la represión. Reclamantes del TLC con EE.UU. , si pudieran lo aprobarían y no gobernarían como Mujica. Sin embargo, están contentas porque este gobierno poco afecta sus intereses y las contempla de diversas formas. El Dr. Julio M. Sanguinetti opina: “Fuimos adversarios muy fuertes y creo que quien ha ido cambiando es el Frente Amplio”. Enumera los “absurdos” de su pasado: romper con el FMI, no pagar la deuda externa, considerar que la economía capitalista significa explotación del hombre por el hombre, y agrega : “Cuando se fue aproximando al gobierno el F. A. fue aceptando todo aquello, la economía capitalista y la democracia política y cuando estuvo en el gobierno lo aceptó de pleno, de modo que hoy todos nos encontramos un poco más cerca, y lo celebro, porque para el país es bueno.”
No obstante, no todos nos encontramos más cerca, ni celebramos. Guillermo Chifflet, interrogado acerca de su percepción del segundo gobierno del Frente Amplio, responde: “Lo veo mal […] porque no veo que haya un propósito revolucionario en el sentido de transformación profunda”. Otro referente, el Ing. Benjamín Nahoum escribe: “Hace cinco años el F. A. recibió de la gente el mandato de cambiar. No de hacer la revolución ni de hacer el socialismo, pero de cambiar, que quizás pueda ser el primer paso para hacer la revolución o construir el socialismo [pero] los cambios de fondo quedan por hacer”. Y subraya: “Que no se nos pase esta nueva oportunidad de meter el bisturí a fondo, porque puede no haber otra.”
¿En qué radicaría ese primer paso? En responder NO a la pregunta de la Senadora Constanza Moreira: “¿se pueden mejorar las condiciones de vida de los más pobres sin lesionar los derechos de los más ricos? Y en recordar como ella que “Los grupos más poderosos frenan la capacidad de redistribución, aún muy moderada. Y al mismo tiempo, se ensancha la brecha entre las expectativas de las ‘masas populares' y lo que se puede hacer sin riesgo de crear una crisis de gobernabilidad. Si caen estos gobiernos, habrá más conservadurismo ideológico y desarrollo capitalista más desigual y dependiente.”
En suma, la izquierda es quien está descontenta. La raíz viene de lejos, de la erradicación del uso de conceptos tales como lucha de clases, capitalismo explotador, imperialismo, como si hubieran dejado de existir. Este gobierno agrava la disconformidad manteniendo la orientación económica que enoja hasta a la oficialidad de las Fuerzas Armadas -a la que tantos gestos de buena voluntad da el Presidente en este mundo del revés- pero que no se atreve a enojar a los jefes del gobierno mundial del capitalismo, administrado por los jerarcas del FMI, Banco Mundial o BID. Mujica dijo que “la deuda no tiene otra salida que le hagan un corte porque es impagable” (La República, 26-10-2004). Pero en 2005 el Cdor. Astori alcanzó “acuerdos leoninos” (Conde, Secretario General del P. Socialista) por los que hoy debe pagarse una porción considerable del Presupuesto Nacional.
¿No es que la contradicción es entre imperio y nación, compañero Presidente? Esa contradicción -aunque mal formulada- expresa voluntad antiimperialista; una voluntad afirmada en la política de integración latinoamericana, sin duda, el mayor avance respecto al gobierno anterior. Mas, para alcanzar las transformaciones profundas (¿el gobierno las quiere?) no hay otra solución que toparse con los “mandamases” del capital, mientras, en cambio, el gobierno está jugado a respetar sus reglas de juego, aunque deba pagar el duro precio de enfrentarse a los suyos, a las clases, capas y sectores populares. La derecha se frota las manos: ese camino conduce al final de la Concertación chilena.
Si eso es grave, peor es el mensaje que da el Presidente como el revolucionario arrepentido que “soñó con transformar al mundo y así le fue”, en las antípodas de los ejemplos de Víctor Licandro, Guillermo Chifflet o Julio Marenales. Nos preocupa la condecoración de los genocidas sionistas que recibe en nombre del pueblo uruguayo (el mismo que repudia los crímenes nazis contra los judíos y los del estado de Israel contra los palestinos), que reciba junto a los jefes de la derecha a los contrarrevolucionarios cubanos, que quiera morir con un honor, que no parece ser ya el honor de los combatientes de poner sus pechos y cuerpos a las balas y torturas de los esbirros del imperialismo. ¡No seas nabo, Pepe!
Reafirmamos lo escrito en “Certezas y riesgos del gobierno de Mujica” (27-1-2010): “Tonta es la oposición a reformas en el sistema, aunque sean parciales, marcando sus límites; y suicida, esperar una marcha lineal de avances en los marcos del sistema. La izquierda se debe este debate, y en él, le va la vida.”
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